Payne Stewart escuchaba con atención las palabras de Lee Janzen durante la
ceremonia del US Open de 1998 en el green del 18 del Olympic Club de San
Francisco, pero su mente estaba puesta en lo que iba a suceder un año mas
tarde.
Solo quería una nueva oportunidad de ganar su campeonato. Solo quería volver
a sentir la adrenalina fluir mientras ejecutaba el último putt en el hoyo
72. En una tarde gris con una llovizna nos hacía sentir mas en Londres que
en Carolina del Norte, pero que trajo mas beneficios que problemas a los
jugadores, Payne Stewart se dió el gusto de tener una nueva chance y no la
desaprovechó.
La 99ª edición del US Open marcó el ingreso de Pinehurst N° 2 como sede del
campeonato y no habrá nada ni nadie que se atreverá a poner en duda las
cualidades de la obra maestra del legendario Donald Ross. Nacido en Dornoch,
un pequeño pueblo de Escocia famoso solo por su antigua catedral y su cancha
de golf, Ross llego a Pinehurst a principios de siglo y adoptó el lugar como
su residencia. Allí construyo 41 de los mas de 400 campos de golf que
llevan su sello en los EEUU, pero todos saben que la cancha N° 2 fue siempre
su predilecta.
A comienzos de los años 90 la U.S.G.A. empezó a pensar en llevar el abierto
a Pinehurst, pero los problemas que presentaba el sitio seguían siendo los
mismos. El intenso calor de junio podría causar estragos en greens que de
por sí no estaban en buen estado, lo pequeño del pueblo en donde se
encuentra Pinehurst no permitía albergar a todas las personas que moviliza
un abierto y la lejanía con respecto a una gran ciudad hacía muy dificil el
acceso del público.
A pesar de estos inconvenientes la U.S.G.A. tomó la decición en 1993 y los
trabajos comenzaron de inmediato. Como primera medida se jugo el U.S. Senior
Open en 1994, pero los directivos no quedaron conformes con a condición de
los greens. Hacia fines del año siguiente los 18 greens fueron
reconstruidos. Se les sembró un nuevo pasto más resistente al calor y se
instaló un sistema de aire capaz de secar los greens en pocas horas en caso
de una fuerte lluvia. Unos nuevos tees fueron construidos y dos par 5, el 8
y el 16 se bajaron a par 4, dejando la cancha de par 70 y 7145 yardas.
Los jugadores fueron llegando a Pinehurst y las expresiones de agrado no
dejaban de escucharse, pero tambien los pronosticos de que este sería uno de
los abiertos mas dificiles de la historia era la opinión de todos. La fuerte
lluvia que cayo durante la tarde del miercoles dejo el campo con menos
defensas y 23 jugadores se dieron el gusto de bajar el par el jueves, con
cuatro jugadores en la punta con 67 golpes.
El viernes Pinehurst empezó a mostrar los dientes y solo tres de los 156
participantes bajaron los 70 golpes, quedando Payne Stewart, Phil Mickelson
y David Duval al frente con 137 golpes, dos menos que Tiger Woods. Nadie
podía pedir un fin de semana mejor. Los dos mejores jugadores del momento,
el mejor jugador del mundo que nunca ha ganado un major y el hombre que un
año atras se había ido del Olympic con las manos vacias serían encargados de
defenir el campeonato.
El sábado es el día en que los jugadores atacan para ponerse en posición
para la ronda final. La única que atacó fue la cancha N° 2 que permitió que
solo Steve Stricker anotara 69 golpe, ayudado por un aguila desde 145 yardas
en el hoyo 3. El resto parecían principiantes que no eran capces de
encontrar la solución a los problemas que se le presentaban. Uno a uno los
punteros soportaron una seguidilla de hoyos que los alejaba del par, y solo
los birdies de Mickelson y Stewart en el 18 les permitieron, al zurdo
terminar los 54 hoyos en par, y a Stewart volver a tener la punta para el
solo, quebrar el par y esperar la última jornada manteniendo vivo el sueño
que lo mantuvo despierto desde aquella tarde del Olympic.
El día amaneció lluvioso y la cancha volvía a ser una invitación a los
jugadores. Primero fue el turno de Duval que con birdies en el 2 y 3 pareció
encaminarse a su quinta victoria del año. Una serie de bogeys y doble bogeys
dieron por tierra con sus esperanzas, y a partir del hoyo 9 fue solo un
espectador privilegiado. Tiger alternaba birdies con bogeys y luego de los
tres putts de 11 parecía fuera de la lucha, pero sus dos birdies en el 14 y
16 lo devolvieron a la conversación. Vijay Singh apareció sin invitación a
este duelo de estrellas y con un solido juego se ubicó a un solo golpe con
tres hoyos por jugar. Mientras tanto los dos punteros marchaban con paso
firme. Mickelson recurría a toda su magia en el green para anotar 8 pares y
un birdie de ida y Stewart hacía 34 de ida con dos birdies y un solo bogey.
En el regreso todo cambió y Stewart que no había fallado greens ahora no
podía acertar ninguno. Los bogeys del 10 y el 12 le daban la punta a
Mickelson por primera vez. Stewart reaccionaba con un birdie en el 13, pero
otro bogey en el largo par tres del 15 lo dejaba un golpe atras del zurdo.
El hoyo siguiente iba a ser clave.
Luego que ambos fallaron el green, Stewart pegó el peor approach del día
dejandose un putt de 6 metros para par, mientras que Mickelson dejaba el
suyo a escasos 2. En ese momento Tiger, igualado con Stewart, tenía un putt
para par en el 17 de no mas de 1 metro. Todo parecía favorecer a Mickelson,
pero Stewart emboco su putt, sus rivales fallaron, y el abierto tenía ahora
dos punteros.
Lo que vino despues fue la muestra de por que esos jugadores estaban alli.
Un perfecto hierro de Stewart en el 17 fue contestado por otro igual del
zurdo y el público los recibió en el green con una de las mayores ovaciones
de la semana. Mickelson jugó primero y falló, dejandole la puerta abierta
para que Stewart embocara el suyo y encarara el hoyo 72 con un golpe de
ventaja.
El par 4 final de 446 yardas había dado un solo birdie en todo el día y
Tiger jugaba alli su última oportunidad. Falló, y alli se terminaron sus
esperanzas. El puntero no alcanzaba el green luego de tirar su drive al
rough y se dejaba un putt para par de 3 metros, mientras que Mickelson
dejaba su segundo golpe a 9 metros del hoyo desde donde no lograba embocar.
El sueño de Stewart se hacía realidad. A 365 días de haber dejado el Olympic
con las manos vacías, volvía a tener un putt para ganar el US Open. Estudió
la linea y no se dejó engañar por un putt que parecía caer hacia la derecha.
Con un golpe firme la pelota desapareció en el hoyo y Stewart dejó escapar
todo lo que guardó durante los pasados 12 meses.
La ceremonia nos mostró un emocionado Payne Stewart que solo tuvo palabras
de elogio para su rival que tendrá que esperar 12 meses para tener su chance
en Pebble Beach.
El final nos dejo la sensación de que un gran campeón fue coronado y que la
combinación Donald Ross-Pinehurst llegó al US Open para quedarse para
siempre.